Este último virus, con su impacto en las políticas de prevención, está muy relacionado con la situación actual. Como ha recordado esta mañana Jorge del Romero, del Centro de Sanitario Sandoval (una clínica madrileña pública especializada en ETS) su tratamiento cambió en 1996, cuando aparecieron los cócteles antivirales (la terapia con tres fármacos de alta eficacia). Estos tratamientos cambiaron la percepción del sida (la enfermedad que aparece cuando la infección por el VIH progresa y destruye el sistema inmunitario), que pasó a considerarse una dolencia crónica. Y, con ella, según la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), bajaron las medidas de protección de la población –básicamente, el preservativo-.
Ello ha tenido un efecto perverso en otras infecciones. En las dos que son de declaración obligatoria, la sífilis y la gonococia, ha habido un aumento desde 1999 o 2000, según el registro que lleva el Instituto de Salud Carlos III. En los 11 primeros meses de 2010, los médicos informaron de 2.927 de la primera y 2.148 de la segunda, que corresponden al doble y al triple que 10 años antes, respectivamente.
MÁS INFORMACIÓNTambién en este centro madrileño –junto al hospital Ramón y Cajal- ha aparecido el linfogranuloma venéreo, una enfermedad causada por un tipo especial de clamidia que en el mundo occidental no se conocía hasta 2008 (los genotipos L). Desde entonces se han registrado solo en Madrid más de 100 diagnósticos, con un avance importante: 10 en 2009, 30 en 2010 y 54 en 2011, a los que hay que sumar otra quincena detectada en el hospital Ramón y Cajal.
De hecho, los datos del Centro Sandoval, son en ese sentido demoledores: el 89% de los diagnósticos de VIH de 2010, el 83% de las gonorreas, el 91% de las sífilis y el 55% de las clamidias se dieron en hombres que habían tenido sexo con otros hombres. Aunque los datos no fueran extrapolables a toda la población española –Sandoval ofrece tratamiento gratuito y, si se quiere, de forma anónima, por lo que grupos más estigmatizados como los gais o personas que ejercen la prostitución están sobrerrepresentados-, ya indican una tendencia fuerte.La orientación de las personas infectadas no es un dato de menor importancia. Igual que en el caso del VIH, donde los nuevos diagnósticos son más frecuentes en hombres que tienen sexo con hombres (lo fueron el 46,1% de los casos detectados en 2010, según el Plan Nacional sobre el Sida, seguidos de un 33,1% de positivos en personas que habían mantenido relaciones heterosexuales sin protección), los comportamientos gais y bisexuales tienen una especial incidencia.
Entre la población que, bien sea por ignorancia bien sea por despreocupación, más está afectando el aumento de las ETS están los jóvenes. Los datos del Centro Sandoval referidos a los diagnósticos de VIH son elocuentes: en 2004, un 1,8% de los casos tenía entre 13 y 20 años. La proporción ya era del 10% en 2010. Los datos del Plan Nacional sobre el Sida coinciden, lo que indica que, pese a los posibles sesgos de la población atendida en este centro municipal, tienen una imagen de la situación que se acerca a la nacional.Los datos de Sandoval apuntan a otra línea que los epidemiólogos y responsables de Salud Pública deberán tener en cuenta: que “una ETS llama a otra ETS”, como dijo Cantor. Esto es así por dos causas. Primero, las biológicas. Por ejemplo, Del Romero indicó que las enfermedades con úlceras (papiloma, herpes) tienen más riesgo de infectarse por el VIH, por ejemplo. Y luego están las de conducta: quien no se ha protegido de una no lo hace de otras. Además, en muchos casos se trata de personas que aunque tienen la información necesaria, no la ponen en práctica cuando tienen relaciones, sobre todo si están afectadas por el consumo de drogas recreativas o del alcohol, dijo Del Romero. Los resultados son que el 23% de las personas a las que se diagnosticó gonococia tenía también el VIH; en el caso de las clamidias este porcentaje era del 21%.
En ese sentido, Del Romero destacó la importancia de que los centros sanitarios sean más asequibles. A Sandoval, por ejemplo, se puede ir sin pedir cita, es gratis, no piden papeles y se puede dar incluso un nombre falso que proteja el anonimato. El resultado es que, en el caso del VIH, solo tienen un 6% de diagnósticos tardíos (que la persona ya haya desarrollado alguna infección que se identifique con el sida), frente al 28% de los casos incluidos en el registro estatal SINIVIH o el 24% detectado por la Comunidad de Madrid.
Extraído de el Pais.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puede dar su opinión.