Tengo que decir que me alegro mucho de la nueva ley del tabaco, el motivo antes olía mi ropa, mi pelo y toda mi piel, a un olor realmente repugnante. Y ahora mi hijo puede ir a un bar, sin que encuentre una colilla en suelo o le echen el humo. Porque hay gente con muy poco respecto a los infantes.
Y por eso he recogido esta opinión, porque les recuerdo que muchas personas tenemos derecho a no ahogarnos en humo de los demás.
LA
LEY DEL TABACO
Niños libres de humo
Muchos niños son fumadores
pasivos sin quererlo. Lo son porque viven en hogares o viajan en coches donde,
de forma involuntaria, respiran el humo del tabaco. Lo son porque son pequeños
y no pueden hacer prevalecer sus derechos. Los tóxicos que contiene el tabaco
afectan a varios órganos y tejidos de los niños. El humo afecta el oído
(otitis, pérdidas de audición...), a los ojos (conjuntivitis, lagrimeo...), a
la garganta y la nariz (mucosidad, tos....) y los pulmones (asma, bronquitis,
neumonía...). Abrir las ventanas para ventilar después de haber fumado es una
medida poco eficiente. Los tóxicos del tabaco se depositan sobre las cortinas,
sofás y estanterías. Para fumar sin afectar a la salud de los más pequeños hay
que salir al balcón y cerrar la puerta. De la misma manera que se debe hacer en
el coche. Los adultos somos su modelo de conducta. El hábito normalizado de
fumar en una familia hace que los niños lo perciban como positivo y aumenta
considerablemente la probabilidad de que ellos también fumen en el futuro. No
podemos dar un paso atrás, hay que ir más allá de lo que regula la ley del
tabaco. Protejamos la salud de aquellos a quien más amamos.
Extraido del periódico de las cartas del usuario.
Extraido del periódico de las cartas del usuario.
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